La isla de Capri está localizada en el mar Tirreno, en el lado sur del golfo de Nápoles, frente a la península Sorrentina. Ha sido un lugar de célebre belleza y centro vacacional desde la época de la antigua república romana.

El perímetro costero es de unos 17 km. El Monte Tiberio (334 m), al este, y el Monte Solaro (589 m), al oeste, son los dos macizos principales de la isla, entre los cuales, en un collado, a caballo entre Marina Grande (lado norte) y Marina Piccola (lado sur), está la ciudad de Capri (138 m).

El otro centro habitado, Anacapri (286 m), está en una llanura amplia y verde, al oeste del Monte Solaro.
La etimología del nombre “Capri” deriva del latín caprae (cabras), no del gringo kapros (jabalí), dunque en la isla se hayan encontrado muchos restos fósiles de este animal, La isla, habitada desde el paleolítico – época en que estaba unida a la tierra firme, fue en principio griega y después romana. Augusto, al visitarla en el 29 a.C., fue el primero que edificó una villa en la misma.
Su sucesor, Tiberio, vivió en ella desde el 27 hasta el 37 d.C. Después de Tiberio, otros emperadores vivieron en Capri y hasta el s. IV d.C. fue visitada y habitada por nobles romanos. Una vez caído el Imperio Romano de Occidente, la isla formó parte durante algún tempo del Ducado de Nápoles. En el s. VI sufrió las incursiones sarracenas y en los siguientes, el dominio de los lombardos, normandos, angevinos, aragoneses y al final de los españoles.
En los s. XVII y XVIII, la isla pasó por un nuevo periodo de fortuna, al unísono con el gran florecimiento político y artístico de Nápoles, gracias a una activa diócesis y a los privilegios restaurados por los españoles y por los Borbones.
Desde la primera mitad del s. XIX, después del “redescubrimiento” de la Grotta Azzurra, empezaron a llegar a la isla visitadores italianos y extranjeros, atraído por el clima, por la hospitalidad de sus habitantes, por los colores y por la atmósfera magnética de los rincones. Artistas, intelectuales, escritores, exiliados, ricos y excéntricos visitantes, la eligieron como residencia habitual o temporal, contribuendo en la creación de esa variada y cosmopolita colonia internacional que ha hecho famoso el nombre de Capri en todo el mundo.

Arco Naturale
Este original arco es la parte sobreviviente de una vasta cueva que se adentraba en la montaña. Las olas del mar ampliaron su ingreso y se llevaron lo detritos.

Después de la aparición de la isla en el periodo paleolítico, la cueva fue preservada de la acción erosiva de las olas, y el viento y la lluvia transformaron su superficie.
Centro histórico de Capri

Se divide en dos núcleos habitados: uno delimitado por las calles M. Serafina, S. Aniello, l’Abate y Posterla (puerta pequeña), desarrollado alrededor de las «Case Grandi» (casas grandes) después del 1300; el otro, en el lado norte (detrás de la plaza Umberto I), mucho más antiguo, creado alrededor de la pequeña iglesia de S. Maria delle Grazie (s. XI), parroquia de Capri hasta 1556.

Marina Grande
En 1862, el escritor francés Maxime Du Camp describía Marina Grande como «…una pequeña playa llena de piedras y abarrotada de barcas fuera de la orilla, una hilera de casas de techo plano, alineadas frente al mar…».
Como no había embarcadero, las personas que llegaban estaban obligadas a desembarcar en la arena, llevadas a hombros por los marineros.

Hasta 1876 no se construyó una rudimenaria pasarela y habría que esperar hasta 1928 para la construccíon de un primer malecón destinado a las operaciones de embarco y desembarco.
Al final del muelle actual, en la plazoleta Vittoria, está la estación del funicular para ir a Capri, la de los autobuses para Capri y Anacapri y la parada de taxis.
A la izquierda de la plazoleta, siguiendo por la calle Cristoforo Colombo, y una vez pasado el Largo Fontana y el borgo marinaro, se llega al puerto turístico.

Via Krupp – Jardines de Augusto
Fue proyectada por el industrial alemán del acero A. F. Krupp, que con dicha finalidad compró el Fondo Certosa, donde empiezan en parte los jardines de Augusto. La vía, que empieza aquí, se construyó en 1902 con un proyecto del ingenero E. Mayer, y con sus característicos zigzag lleva a Marina Piccola.

Según el arquitecto R. Pane, la misma demuestra «que también una vía puede ser un obra de arte, no en sentido figurado, sino precisamente en el sentido estético de la palabra».
Punta Carena y Faro